El compañero de práctica ideal seria más bien como la Luna, y no como el Sol.
Teniendo en cuenta que debiese saber Iluminar lo suficiente para poder Guiar, pero controlar su brillo de forma de no enceguecer a nadie.
Puedes mirar a la luna a los ojos y poder contemplar su avance en el espacio sin tener molestias al mirarla.
La luna es serena pero sabia, el sol tiene aires de magnanimidad descontrolados y que solo logra crear diferencias de luz sobre quienes lo admiran.
Los hijos de la luna, aquellos reflejos impregnados sobre la tierra o el mar, son dignos de su procreador...no te molesta mirarlos a los ojos.
En cambio los hijos del sol, aquellos reflejos que solo logran que pongas tus manos sobre tus ojos.
Cuando te encuentres en penumbras, puedes acudir a la luna y te ayudara a salir de aprietos.
Saludos, Vato
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1 comentarios:
que lindo:)
de vd =)